Si las cuotas sin interés de algo se toman con un precio muy superior al que uno pagaría de contado , entonces al elevar el precio base y luego dividirlo por 12 , en realidad el costo es superior. Y esa diferencia entre el precio original de contado y el inflado que dividen por 12, elimina el ahorro supuesto.
El artículo profundiza un poco más comparando el interés verdadero que hay implícito en este tipo de "ofertas" y se titulaDoce cuotas sin interés significa que el precio de contado se divide por 12 y el resultado de esa división es lo que deberíamos pagar mensualmente, durante 12 meses. En algunas circunstancias esto es cierto, como en la compra de pasajes, donde efectivamente se divide el costo por doce, y ese es el monto mensual que luego viene computado en el resumen de la tarjeta de crédito. Pero en muchos otros no es así. Por ejemplo, cuando un consumidor busca comprar un bien, ya sea un electrodoméstico, una bicicleta, ropa, un mueble, la mayoría de las veces se encuentra con varios precios: de lista, de contado y en 12 cuotas.
Un ejemplo: supongamos que un cliente quiere comprar un bien cuyo precio de lista es $1.000. Los descuentos por pago de contado efectivo rondan el 20%; y el incremento del precio de lista cuando compramos en 12 cuotas es generalmente del 10%, con diferentes justificativos, generalmente algún tipo de seguro o directamente sin explicación alguna. Así, nos encontramos con los tres precios: De lista: $ 1.000. Contado (20% de descuento): $800. En 12 cuotas (10 % de aumento desde el precio de lista): $1.100. Doce cuotas reales sin interés, sin engaños, sería si los $800 de contado se dividieran por 12 y ese fuera el monto que se pagara por mes, como ocurre con el caso de los pasajes en autobús o avión. $ 800 ÷ 12= $ 66,67 a pagar por mes durante 12 meses. Sin embargo, lo que el sistema financiero nos cobra el monto de los $1.100 dividido 12: $1100÷12= $ 91,67; es decir, $25 por encima de los $66,67 que deberíamos pagar si realmente no nos cobraran intereses.
¿Doce cuotas sin interés? No nos dejemos engañar