Guerra Mundial Z (la novela)

Todo lo vinculado a películas, televisión, lecturas, y espectáculos.
Responder
Yenki
Admin
Mensajes: 15746
Registrado: Mié Feb 16, 2005 8:23 pm
Ubicación: La Plata, Argentina

Guerra Mundial Z (la novela)

Mensaje por Yenki » Mié Jun 05, 2013 5:27 am

En otro tema hablamos del filme, que debe estar llegando por estos días.

Yo aquí comentaré la novela.

La portada no me desagradó, la edición impresa en Argentina tiene unas 458 páginas, pero la tipografía es grande y el autor Max Brooks escribe claro, no hay que usar diccionario casi.
Esto hace que se pueda leer ligero
, sumado a la estructura en sí del texto que ya comentaré y carece de largos capítulos.
La traducción me parece no es exactamente la misma que vi en ediciones en pdf españolas, pero sí para mi gusto un tanto hispana.

Imagen

El libro está redactado de forma original, es cierto cuando en la portada se anuncia una "historia oral", el autor lo que propone es una descripción de una expansión zombie vista a través de los protagonistas.
Para eso la estructura de todo el libro es mostrar las transcripciones de una serie de relatos orales de gente involucrada.
Cada entrevista va de una página a raramente treinta. O sea hay bloques cortos de lectura.


Hay decenas de entrevistas a diferentes personas de muy diferentes ámbitos, desde gente normal, a médicos que estudiaban la plaga, militares, supervivientes, y un gran etcétera.
Estos personajes están por todo el mundo y dejan ver la amplitud del avance contra los humanos.


A través de estos protagonistas uno va teniendo una buena descripción de la evolución de la plaga que va a extenderse en forma global y poner de rodillas a la humanidad.

El caos a nivel planetario es total, no hay gobiernos, ni ejércitos, ni ley, los estados desaparecen, los gobiernos se diluyen, la gente huye ... sólo hay pánico.

La tecnología no sirve, los empleos sofisticados como todo lo que tenga que ver con medicina avanzada, armas sofisticadas (cazas submarinos robótica etc), no importan.
El mundo regresa al siglo XIX, sí son importantes los que hacen cosas básicas como herreros, albañiles, electricistas, los abogados especialistas, arquitectos, agentes de bolsa, gerentes de mercadotecnia, no tienen nada que hacer en un mundo que necesita exterminar zombies, millones que infestan los mares, las tierras y avanzan como una plaga de insectos... que come gente y contagia.
Algunos humanos tratan de resistir, matan cien, mil, siguen viniendo, decenas de miles, ... en algún momento los humanos necesitan descansar, provisiones, balas... los zombies no.

Los zetas, como se alude a ellos en el libro, son clásicos, lentos no piensan sólo muerden y mueren sólo si les revientan el cerebro. No sirve mutilarlos, si pueden se arrastran sin piernas y con tripas al aire, sin extremidades aun pueden masticar.
Si quedan atrapados en un auto por ejemplo permanecen años ahí, dispuestos a morder a lo que se acerque.
Si los tiran al agua no les importa no respiran, siguen ahí hasta que puedan salir.
No se intimidan, no les cae la moral, no tienen miedo, son millones, comen humanos y animales... y contagian.

No son los muertos de las tumbas que le gustan a Trigo, sino los que diseminan una plaga y cual insectos su número apabulla.



Desde mi gusto esta misma originalidad en el estilo del relato es lo que le hace que el libro no sea atrapante.
Hay muchos entrevistados y no un protagonista al que uno vaya siguiendo por la historia, cada uno cuenta lo suyo unas pocas páginas y desaparece.
Y del cronista que va recabando los testimonios no se sabe casi nada, él no participa del relato y apenas si describe a sus interlocutores.
Esto para mí se tradujo en algo poco cautivante y sin un gran drama o historia que recorra todo el relato.
Creo que la novela puede gustar a los amantes del género de zombies.

Yo la vi como carente de suspenso y contenido dramático que enganche al lector.
No creo que sea mala, no aburre, pero tampoco buena.
La considero apta para leer mientras se viaja o se hace una cola en un banco, para pasar el rato.
No la recomendaría para pibes chicos ya que hay descripciones un poco crueles de zombies mutilados.

Para mí merece 6 yenes.

vicente
Agente 47
Agente 47
Mensajes: 328
Registrado: Mar Sep 18, 2007 2:29 am

Mensaje por vicente » Mié Jun 05, 2013 10:53 am

Al fin! :)

En mi caso le daría un par de "Vics" más para dejarle un 8.
Precisamente lo que vos describís Yen, es lo que a mi me gustó: el que no haya un protagonista definido al que uno vaya siguiendo a través de los capitulos creo que acentúa esa sensación de quilombo general que me parece que el autor quería describir. Es decir, la "guerra Z" es un caos general según va describiendose, y la forma de escribirlo del autor me pareció que refuerza eso ;)

Yenki
Admin
Mensajes: 15746
Registrado: Mié Feb 16, 2005 8:23 pm
Ubicación: La Plata, Argentina

Mensaje por Yenki » Jue Jun 06, 2013 2:54 am

Vic, para gustos están los colores ... y ¡los libros de zombies! :wink:



Una cita para que vean a lo que nos referimos Vic y yo, sobre el estilo del relato .
EL GRAN PÁNICO

BASE AÉREA NACIONAL PARNELL: MEMPHIS, TENNESSEE, ESTADOS
UNIDOS

[Gavin Blaire es el piloto de uno de los dirigibles de combate D-
17 que componen el núcleo principal de la Patrulla Aérea Civil
Norteamericana. Es un trabajo que le sienta bien. Antes
piloteaba un dirigible publicitario de la Fujifilm.]


Se extendían hasta el horizonte: sedanes, camiones, buses, casas
rodantes, cualquier cosa que se pudiera conducir. Ví tractores, una
mezcladora de cemento. En serio, incluso ví una plancha con un enorme
cartel encima, un aviso de un “Club de Caballeros.” Un montón de gente
iba sentada sobre él. Las personas iban montadas en cualquier cosa que
podían, en los techos, en los compartimentos para equipaje. Me recordó
las viejas fotografías de los trenes en India, con toda esa gente
colgando de ellos como monos.

Había un montón de basura a los lados del camino —maletas, cajas, y
hasta pedazos de muebles caros. Había un piano de cola allí tirado, en
serio, hecho pedazos como si lo hubiesen lanzado desde la parte de
atrás de un camión. Había también muchos vehículos abandonados.
Algunos habían sido arrastrados fuera de la carretera, otros habían sido
desvalijados, otros estaban quemados. Vï a mucha gente que iba a pié,
cruzando los campos o siguiendo la carretera. Algunos iban tocando en
las ventanas de los autos, ofreciendo todo tipo de cosas. Algunas
mujeres estaban ofreciéndose a los conductores, sin duda tratando de
conseguir algo a cambio, quizá gasolina. Seguramente no estaban
tratando de que las llevaran, porque a pié se movían más rápido que los
autos. No tenía sentido, pero… [se estremece].

Un poco más atrás, a unos cincuenta kilómetros, el tráfico se movía un
poco mejor. Uno pensaría que la gente estaría más tranquila. Pero no.
Todos estaban haciendo señas con las luces, chocando con los autos que
tenían en frente, y saliendo de ellos a pelear. Ví a algunas personas
tiradas a un lado de la carretera, se movían muy poco o nada en
absoluto. La gente pasaba corriendo a su lado, llevando cosas, llevando
niños, o simplemente corriendo, todos en la misma dirección que los
autos. Unos cuantos kilómetros más atrás ví la razón.

Las criaturas se movían como un enjambre entre los autos. Los
conductores de los carriles exteriores trataban de adelantar por fuera
del camino, quedándose atascados en el lodo, y atrapando a los de los
carriles internos. La gente no podía abrir las puertas para huir. Los
autos estaban demasiado cerca los unos de los otros. Ví a esas cosas
metiendo la mano por las ventanas abiertas, sacando a las personas o
metiéndose ellos. Muchos conductores estaban atrapados sin salida, con
las puertas todavía cerradas y, asumo, con llave. Las ventanas seguían
arriba, hechas de vidrio templado de seguridad. Los muertos no podían
entrar, pero los vivos tampoco podían salir. Ví a algunas personas entrar
en pánico, tratando de dispararles a través del parabrisas y destruyendo
así la única protección que les quedaba. Estúpidos. Quizá habrían podido
resistir unas cuantas horas más allí, e incluso haber tenido alguna
oportunidad de escapar. Aunque quizá vieron que era imposible, y que
esa era la salida más rápida. Había una jaula para ganado, remolcada
por una camioneta que seguía atascada en uno de los carriles interiores.
Se sacudía violentamente de un lado para el otro. Los caballos que
llevaba todavía estaban adentro.

El enjambre seguía avanzando por entre los autos, abriéndose paso
literalmente a mordiscos por entre las filas inmóviles, con todos esos
pobres diablos que intentaban escapar. Eso fue lo que más me
impresionó, porque no iban a ninguna parte. Estaban en la Interestatal
80, un pedazo de carretera entre Lincoln y North Platte. Ambos lugares
estaban completamente infestados, así como todos los pueblos que
había en el medio. ¿Qué creían que estaban haciendo? ¿Quién había
organizado aquel éxodo? ¿De hecho, alguien lo había organizado?
¿Acaso la gente vió una fila de autos y se unió sin preguntar? Traté de
imaginarme cómo habría sido, estar allí con autos pegados adelante y
atrás, con niños llorando, perros ladrando, sabiendo lo que venía sólo
unos cuantos kilómetros atrás, y esperando, rezando, para que alguien
en los autos de adelante supiera hacia dónde ir.

¿Alguna vez escuchó de ese experimento que un periodista
norteamericano hizo en Moscú en los 70s? Simplemente se paró frente a
un edificio, ninguno en particular, sólo una puerta cualquiera. Muy
pronto, alguien se paró a hacer fila tras él, luego una pareja, y cuando
menos lo pensó, la cola le daba la vuelta a la esquina. Nadie preguntó
para qué era aquella fila. Simplemente supusieron que era para algo que
valía la pena. No sé si esa historia es cierta. Quizá es una leyenda
urbana, o un mito de la guerra fría. ¿Quién sabe?



La novela es una sucesión de párrafos por el estilo, un lugar, una breve descripción de quien va a hablar y debajo su relato.

Hay decenas de personas contando la historia.








Max Brooks es un tipo relativamente joven ronda los 42 años, y tiene una peculiaridad, padres famosos.
Es hijo del gran comediante Mel Brooks y de la actriz Anne Bancroft.

En la foto Max con su hijo Henry y el abuelo Mel.

Imagen



Tiene al menos dos sitios en la web
http://maxbrooks.com/

y este otro dedicado a los zombies
http://www.maxbrookszombieworld.com/

Responder

¿Quién está conectado?

Usuarios navegando por este Foro: No hay usuarios registrados visitando el Foro y 1 invitado