Robin Wood, un genio poco valorado
Tomen lo que sigue como de quien viene.
Una persona que casi casi aprendió a leer con historietas y alguien a quien le es imposible imaginar su niñez y adolescencia sin ellas.
Leía todo lo que se me cruzaba en los años 70 y 80. Coleccionaba mucho. En ese mundo de héroes y aventureros, Robin Wood, era el talentoso guionista al que seguía, con la misma pasión con que hoy algunos se apasionan una serie o telenovela.
Entonces no conocía sus orígenes.
Sí sospechaba que Tino, el protagonista de Mi Novia y Yo, una comedia dibujada en lugar de sus historias de aventuras habituales, tenía mucho de autorreferencial.
Hace ya un par de años, en el bar de un hotel encarnaceno, Robin recordó sus inicios a este medio. “Empecé ganando, a los 18 años, un premio literario en Asunción y a los 20 otro. Un viejo amigo, Rómulo Perina, me había hecho participar, era un análisis de la historia y cultura de Francia, obtuve dinero, una medalla, y me dijo ‘prepará tu maleta’ (tenía una bolsa de marinero nomás, aclaró riendo), ‘te vas a Buenos Aires porque aquí vas a terminar de pinche en una oficina o de mecánico en el obraje, te vas, sabés escribir, sabés leer, tal vez tengas inteligencia’”, memoró.
Y se fue. Trabajó de obrero “pobre” durante años, mientras tanto estudió dibujo y descubrió que era pésimo. Recorrió las bibliotecas de Buenos Aires y se cruzó con Lucho Olivera, quien comenzó a dibujar a Nippur.
Como su vida, el saberse autor de una historieta publicada y en la calle también parece un guión. “Lucho me dijo que estaba harto de los malos guiones que le daban y me pidió que escriba uno”. Un día, al pasar por un puesto de diarios vio una publicación de su amigo, “quería ver el dibujo, que me encantaba, abrí y leí Robin Wood, como soy un tipo inteligente y rapidísimo, pensé ‘este nombre lo conozco’, y el diariero, por supuesto, se ocupó de recordarme que no era una biblioteca, miré la dirección de la editorial y fui. Allí, cuando decidieron que no iba a pedir limosna ni ropa vieja, me dijeron ‘lo contratamos y le pagamos tanto’, unas diez veces lo que ganaba por mes en la fábrica, ‘por las tres que entregué’, pregunté, ‘no por cada una’”. Y entonces conoció algo que hasta entonces no sabía, “comer todos los días”.
Tomado de
primeraedicion.com.ar
Otro artículo que habla de su pasado en el 2012 en
clarin.com
Cuando durante muchos años leía sus aventuras nunca supe de su pasado, la historieta nunca fue un género valorado en este país, ni sus autores tenían exposición pública.
Si pienso un poco recuerdo muchísmos personajes que me emocionaron y todos fueron hijos de la prolífica mente de Robin Wood, los grandes clásicos como Nippur de Lagash, Gilgamesh el Inmortal, Dago, y otros que no son tan recordados como Mark que me introudujo al mundo arrasado luego del fin de la humanidad, Harry White que recreaba el mundo del karate que yo practicaba, Dax, Or-grund, Jackaroe, Savarese, Chindits, Los Amigos, Wolf, ... el tipo fue tan genial que no solo dominaba el género de la aventura sino que en dupla con otro fuera de serie del dibujo, Carlos Vogt, me hacía reir mucho con su parodia de agentes secretos, Pepe Sánchez.
Documental sobre Robin Wood
Por eso este video que enlazo del Canal Encuentro, que es un documental vinculado al historietista y creador de Nippur de Lagash, es una verdadera joya.
Es un episodio del programa conducido por Juan Sasturain y que se titulaba Continuará..., son grandiosos
28 min 19 s. y por acá en otra versión del mismo programa
28 min 21 s.
Este hombre fue el talento enorme en el cual basó su éxito una editorial, Columba, que publicaba las revistas, El Tony, Intervalo, D'artagnan, Fantasía y Nippur Magnum.
Escribía tanto que también usaba seudónimos como Mateo Fussari, Robert O’Neill, Noel Mc Leod, Roberto Monti, Joe Trigger, Carlos Ruiz, Rubén Amézaga y Cristina Rudlinger.
Fuente.
Yo en realidad veía los nombres de otros guionistas, seudonimos claramente, y sospeché mucho tiempo que Robin Wood lo era también.
Hay una sitio web en su honor que lista
los personajes que creó, es una pena que Diego Accorsi, el responsable ya no lo actualice más.
Era tan bueno como guionista que aún asociado a un mal dibujante obtenía una historieta disfrutable.
Sería muy justo que alguna calle o plaza tuviera el nombre de este autor que para mi generación divirtió y alegró a millones de personas.
Este señor es un genio de la historieta.