Apenas empezó sentí una ira que me invadía.
Me subía la temperatura mientras me sorprendía pensando en la generación de directores de cine que ignoran el uso de un trípode o pie para la cámara.
En este caso me fui a buscar el nombre del tipo que me hizo irritar durante todos los primeros minutos de proyección, el director fue Jonathan Liebesman.
El muy podrido filma como con una cámara en el hombro y eso me subleva, pues oscila continuamente en la pantalla.
Y en cosas lo más triviales como un diálogo cualquiera, además el tipo no contento con sacudirte la pantalla sin motivo, ni siquiera en escenas de acción, le da al acercamiento, en forma espasmódica.
Y durante los primeros 10 minutos del filme me engrané ... sufriendo por pagar por eso.
¿Vieron como hay gente que se encabrona con el fútbol cuando pierde su equipo y le cambia el carácter? Creo que a mi me pasa esto con los directores tartamudos visuales que creen que llenando la pantalla de convulsiones transmiten algo al no dejar ver claras las cosas.
Es como que en las revistas de pronto sacaran fotos borrosas como moda, o que la tipografía de las novelas fuese corrida adrede... un asco.
Una vez que la historia arranca como hay naves espaciales y unos alienígenas feos, insectoides, me fui tranquilizando.
De todas formas no es gran cosa.
De repente entran a caer objetos como meteoritos a la tierra, la gente no sabe lo que pasa y el desconcierto se ve por televisión.
Los militares están preocupados pues esos supuestos meteroritos, frenan un poco en forma antinatural antes de entrar en el agua.
Y en 12 puntos empiezan a invadir en distintos países a la vez.
Al principio, al estilo Cloverfield, no muestran mucho de los invasores del espacio, y en general a todo lo largo del filme cuentan poco sobre ellos. No informan sus motivaciones, y está bueno que sean una amenaza desconocida y agresiva.
Me gustó el estado de caos que transmiten, el desconcierto y desorden en la ciudad y los militares.
La realización técnica es típica de los norteamericanos, bien hecha y verosímil. Uno cree en la ciudad devastada, los meteoritos cayendo, y los combates en las calles.
Está bueno en que en todo el filme siguen a la unidad del sargento que la protagoniza, uno no sabe que pasa afuera, los motivos de los invasores, ni lo que hacen los líderes humanos.
El problema es el argumento, de esos que se esfuerza por contar mucho cosas que no deberían ser charladas.
Arruinan la película con ese discurso berreta del patriotismo-humanidad, cumplir con el deber, etc. , y lo peor es que es un discurso literal, los protagonistas hablan en la cinta y en forma muy poco creíble.
Para mí, hay ciertas cosas que son degradadas al ser charladas, comentandas al mejor estilo Tinelli repitiendo lo que estás viendo, como si el espectador fuese un tarado.
Además salvo el personaje del protagonista los demás son intrascendentes, no generan simpatía, Michelle Rodríguez debe ser de las actrices menos versátiles que conozco, se repite una y otra, y otra vez.
No importa el filme siempre tiene la misma personalidad.
Bridget Moynahan luce más madura y tiene un papel bien secundario, así que ni disfruté el verla.
Aaron Eckhart, el protatonista, no me desagrada, con el corte de pelo militar tiene una cara que me hace recordar a un dinosaurio, muy delgada son huesos salientes. Y creo que hace lo que puede.
Es una película de acción , que sigue a un pelotón de Marines, con un argumento flojo, personajes poco atractivos y una buena realización técnica.
No me pareció gran cosa, le doy
5,5 yenes, pues se deja ver pero no es que sea buena.