El protagonista es Michael Shannon, y también está Kirsten Dunst, a la que me impactó verla como una persona de más de treinta años y ya no como la joven que vi en varias películas.
Roy Tomlin es acusado de secuestrar a un niño de 12 años, su foto está en los noticieros de tv de Texas.
El jovencito llamado Alton Mayer y un tercero están junto al buscado mientras ven la nota periodística, pero el pibito no parece asustado, es como si los conociera, relajadamente lee historietas.
En la noche se mudan en un auto poderoso de los años 80, para no se detectados el piloto usa gafas de visión nocturna y va con el coche sin luces.
Al mismo tiempo una estancia donde viven en una comunidad religiosa es allanada por el FBI, todos son transportados en colectivos para ser interrogados, buscan a Alton.
Así es el inicio de este filme que se deja ver como policial en un primer momento, pues todo luce como una persecusión en autos, pero a medida que el espectador conoce más las historia, se da cuenta que hay un tono fantástico detrás de todo. Alton no es un chico más, hay algo que lo distingue.
Esta película atrapa por lo que no dice y la intriga que crea respecto de la situación real, no por los efectos especiales o el despliegue visual.
No es una superproducción, es modesta en cuanto a recursos, lo que importa es lo que pasa y lo que hay detrás del niño que sale en las noticias.
No obstante la forma del relato me entretuvo y lo disfruté.
Tiene varios giros argumentales que adrede no comento para no arruinar nada, aunque avanzado el relato uno ya anticipa por dónde viene el asunto, y el epílogo, aunque pude anticiparlo, es original.
Lo considero como un policial que en realidad desemboca en un filme de ciencia ficción.
Me pareció apto para todo público. Se estrenó en el 2016.
No me resultó una producción excepcional, pero sí correcta.
Creo que merece 7 yenes.