De esta película me llamó la atención que siendo una producción alemana estuviera mucho tiempo en cartelera, también que ganó un oscar a mejor filme extranjero, y más que nada gustó el ambiente, Berlín 1984, antes de la caída del muro en el lado comunista, allí reinaba la todopoderosa Stasi, la policía secreta.
Sabía que tenía buenas críticas, pero eso no siempre garantiza un filme que me agrade.
Según la Wikipedia en un momento llegó a tener 91 mil empleados y 300 mil informantes, entonces uno de cada 50 alemanes orientales colaboraba con el Ministerio para la Seguridad Estatal, el nombre formal de la Stasi.
Es un drama que viene bien nos hace recordar lo que son los regímenes totalitarios, ya que muestra el estado de miedo y falso patriotismo que impulsaba el gobierno de Alemania Oriental y la corrupción alevosa de sus dirigentes impunes.
En el filme se ve una República Democrática Alemana, con un grado de control tal que las máquinas de escribir estaban registradas y tener una sin que el estado lo sepa era un crimen que podía condenar al dueño.
En estos tiempos de computadoras y almacenamiento digital en espacios diminutos es impactante ver como trabajaban los agentes secretos, los datos eran escritos en tarjetas, los micrófonos usaban cables. Los reportes se hacían en máquinas de escribir al lado de las grabadoras de cintas y si tenían que espiar a alguien armaban un centro de espionaje en un cuarto cercano donde se turnaban las 24 horas para dejar constancia todo lo que sus blancos hacían.
En lo visual es muy novedosa (al menos para mí) muestra una Alemania fría , gris, con gente pero sin vida, no hay propagandas, ni siquiera un verde en serio de las plantas o cielos luminosos, los edificios son como formados por cubos, no hay curvas son sencillos y sin gracia, los vehículos tienen diseños espantosos, los ambientes son limpios como quirófanos, espaciosos. También va a verse como ese entorno pulcro y sin vida evoluciona con los años, a algo mugriento y pintarrajeado, podría decirse que pasa de hospital comunista a basural capitalista.
El reparto me agradó mucho ninguno es salido de la tapa de una revista, los protagonistas, el escritor de teatro y su pareja la actriz, son, aunque exitosos y reconocidos en la ficción, cuarentones más cerca de la calvicie y la flaccidez que del gimnasio y las cirugías estéticas hollywoodenses.
Pero quien se lleva las palmas es el que debe vigilar a la pareja, el capitán de la policía secreta encarnado por Ulrich Mühe, (tuve que buscar el nombre pero me parece que merece la mención), es el espía que no tiene vida y que empieza a vivir gracias a los espiados. Un ser poderoso, eficiente, estricto, y fiel al régimen, pero con una existencia casi sin contenido, vacía fuera de su trabajo.
El gordo que hace de ministro poderoso y corrupto está tan bien que repugna. Los empleados secundarios con caras de nabos, los abusos de los jefes que se sienten omnipotentes todo se muestra claramente, y se siente real.
Como película de espionaje es el anti-007 no hay artilugios, ni persecuciones, ni explosiones coloridas, el miedo pasa por las listas negras, el terrorismo de estado, la tortura institucionalizada y enseñada en clases a los futuros oficiales gubernamentales.
La trama entretiene desde el principio, no es frenética, no hay efectos especiales, no mantiene al espectador en todo momento en el filo de la navaja, pero atrapa.
El argumento en general me agradó, salvo que en algún punto me pareció poco creíble pues en casos como el del capitán Wiesler (Mühe) el grado de compromiso es tal que tienen un pasado tan sucio que no van a actuar como él lo hace en el filme. De todas formas el final me pareció muy bueno.
Le doy 8,5 yenes, porque para que algo me agrade no debe tener necesariamente efectos especiales.
El sitio oficial en inglés por acá, tiene un diseño en flash que hace honor a la estética del filme, a la musica y a la imagen, es original.
Más imágenes por aquí.